24/8/13

La Rapamicina se utiliza hace años como inmunosupresor para trasplantados Hongo de Rapa Nui protege del cáncer 24-08-2013


La Rapamicina se utiliza hace años como inmunosupresor para trasplantados Hongo de Rapa Nui protege del cáncer

La Rapamicina se utiliza hace años como inmunosupresor para trasplantados
Hongo de Rapa Nui protege del cáncer



Alrededor de un 20% de los trasplantados de órganos tienen posibilidades de hacer un cáncer en los 15 años posteriores a su cirugía. Últimos estudios practicados en humanos, muestran que la utilización de rapamicina puede reducir hasta en un 50% la aparición de cáncer en estos pacientes.

El cáncer es la segunda causa más común de muerte precoz en los pacientes con trasplante renal. De hecho, este grupo de pacientes tiene una incidencia diez veces mayor que la población general.

El sistema inmune del organismo tiene unas células específicas que avisan la presencia de un cuerpo extraño, desde un virus hasta un órgano. Las llamadas células dendríticas son las primeras en dar aviso para que los linfocitos T destruyan al invasor. Pero esta protección natural sólo entorpece el trabajo si se trata de trasplantes.

Es por ello que todas las personas sometidas a trasplante de órgano necesitan suprimir su sistema inmune para evitar que se genere un rechazo del tejido implantado, pero con los medicamentos que inmunosupresores, no sólo protegen el órgano sino que también lo exponen a no controlar el crecimiento de otras células como las cancerígenas.

El urólogo y jefe del programa de Trasplante Renal del Hospital Sótero del Río, Javier Domínguez, explicó que “cuando hay un cáncer, para que crezca, necesita crear sus propios vasos sanguíneos y eso está estimulado por una serie de factores de crecimiento vascular”.



Sin ciclosporina

Un estudio publicado por la revista médica “Journal of the American Society do Nephrology” mostró que la utilización de rapamicina reduce a la mitad el riesgo de cáncer en pacientes renales.

Hace tres años, la Universidad de Regensburg (Alemania) demostró que su administración reduce el riesgo de desarrollar un tumor. En esa oportunidad, la droga se administró a ratones con metástasis hepáticas de un cáncer de colon. Aquellos tratados con rapamicina redujeron la aparición de tumores, mientras que el grupo tratado con ciclosporina aumentó la metástasis de hígado.

La explicación de los científicos señalaba entonces que era probable que la droga bloqueara la formación de los nuevos vasos sanguíneos del tumor que son en definitiva los que nutren y posibilitan su crecimiento.

Aunque no está claro el mecanismo por el que actúa la rapamicina, se cree que en humanos funciona de la misma manera que en los ratones.

Josep Campistol, del Hospital Clínic de Barcelona, fue quien realizó el nuevo estudio en humanos. A su juicio, los resultados de la investigación “Régimen de mantenimiento de rapamune (sirolimus)” demuestran que esta droga “puede retrasar la aparición y/o disminuir la frecuencia de malignidad en estos pacientes”. En todo caso, reconoció que es necesario realizar un seguimiento más largo y estudios clínicos adicionales para confirmar los resultados “tan prometedores”.

Según explicó Domínguez, “la rapamicina es capaz de inhibir el crecimiento de muchas células, incluso es probable que lo haga con algunas células tumorales específicas”.

En teoría podría utilizarse en algunos tipos de cánceres, pero todavía no se realizan estudios clínicos en humanos que lo puedan demostrar.

En el caso específico de los trasplantados, lo más común es el cáncer de piel, generalmente del tipo no melanoma. “Son cánceres bastante tratables que con una cirugía se quitan, pero son bastante molestos”, dijo.

El urólogo del Hospital Sótero del Río señaló que la experiencia indica que al cabo de 15 años de trasplante, un 20% de estos pacientes pueden hacer un cáncer. “Esta cifra varía un poco dependiendo de los otros factores que producen el cáncer de piel, como por ejemplo el grado de exposición al sol”.



Los resultados

La investigación de Campistol se realizó sobre 430 pacientes trasplantados renales. Un grupo recibió una terapia con rapamicina, ciclosporina y corticoides. El segundo grupo partió con la misma base, pero al cabo de tres meses se le suspendió la ciclosporina y continuó sólo con rapamicina y corticoides. Pasados cinco años desde el inicio, se comprobó que del primer grupo, 109 presentaron carcinoma de piel, versus 39 pacientes del grupo al que se le había retirado la ciclosporina.

El tiempo promedio de aparición del primer carcinoma de piel también se retrasó con la suspensión de la ciclosporina.

Excluyendo el cáncer de piel, en el primer grupo se presentaron 18 casos de otros tumores, mientras que en entre los pacientes que estuvieron sólo con rapamicina y corticoides, se descubrieron ocho casos. LN


¿Qué es la rapamicina?

Es una droga extraída de un hongo originario de Rapa Nui, el rapamune, que desde hace siete años se utiliza como inmunosupresor. En el mercado se conoce como sirolimus, nombre comercial dado por el laboratorio Wyeth

Esta droga se utiliza principalmente en los pacientes que han sido trasplantados de riñón por cuanto la ciclosporina (inmunosupresor más utilizado) lo “intoxica”, endurece y llena de cicatrices, reduciendo su vida útil. La rapamicina, en cambio, protege al riñón de ésta y con ello extiende su funcionamiento.

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