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Mitos y verdades de la Medicina. 01-03-2014

 
Mitos y verdades de la Medicina.


Van desde el cuerpo en forma de manzana o las mamas asimétricas hasta una arruga en la oreja. Aunque faltan más estudios que lo prueben, éstas y otras características alertan sobre posibles trastornos.



 (Clarín) Lucy Atkins

Si los pechos asimétricos pueden indicar un mayor riesgo de cáncer, ¿qué otros atributos físicos podrían ser el anticipo de futuros problemas médicos?

Mamas diferentes:

Hace pocos días, un estudio aparecido en Breast Cancer Research dio cuenta de que las relativas chances de contraer cáncer de mama aumentan si los pechos son considerablemente asimétricos. Las posibilidades se ven incrementadas en un 50% si hay un aumento de 100 mililitros en la asimetría (las mamas, por algún motivo, son medidas al igual que los líquidos) a raíz, posiblemente, de una secreción despareja de hormonas. Pero no entre en pánico si las suyas son así. El tamaño promedio de las mamas de este estudio fue de 500 ml. Por ende, una variación de 100 ml es bastante grande. Por otro lado, la mayoría de las mujeres tienen senos de un tamaño ligeramente distinto (de hecho, sólo una de las cerca de 300 mujeres que participaron de este estudio dieron muestras de tener mamas perfectamente simétricas). En síntesis, es preciso hacer más investigaciones para respaldar este estudio.

El dolor de los pelirrojos:

Investigadores de la Universidad de Louisville en Kentucky descubrieron que la gente con este color de pelo tiene un umbral al dolor más bajo y siente también el frío mucho más que los castaños, por ejemplo. Los científicos sugieren incluso que los pelirrojos necesitan un 20% más de anestesia que los rubios o morochos durante una intervención quirúrgica. En uno de los estudios realizados con la reacción al frío, los pelirrojos comenzaron a sentir molestias intensas a los 6ø C, a diferencia de los voluntarios de cabello más oscuro, que recién comenzaron a quejarse cuando la temperatura estuvo bajo cero. Los científicos son de la idea de que es el gen de los pelirrojos, conocido como MC1R, el responsable de interferir en la temperatura del organismo y de volver más sensibles a los que tienen este color de cabello.

Cuerpo de manzana:

Si usted tiene "cuerpo en forma de manzana" en lugar de pera —es decir, si tiene depósitos de grasa alrededor de su cintura en lugar de en caderas o muslos—, los estudios muestran que tiene entonces más probabilidades de contraer enfermedades coronarias. El profesor Pearson, de la Fundación Británica del Corazón, asegura que esto se debe a que "la grasa alrededor de la cintura es liberada con mayor facilidad al torrente sanguíneo, desde donde llega con rapidez al hígado". La grasa disminuye luego la sensibilidad del hígado a la insulina —lo cual está vinculado también a la aparición de la diabetes tipo 2— y aumenta la producción de un tipo de colesterol malo que es un factor de riesgo de las enfermedades cardíacas. Los hombres corren mayor riesgo si su cintura mide más de 94 cm y las mujeres, más de 80 cm.

Señal del pie izquierdo:

En el pasado, los médicos medían los pies de una mujer embarazada para determinar si tenía probabilidades de necesitar una cesárea, ya que los pies pequeños son una señal de pelvis pequeña. "En realidad, esto es un mito, aunque está basado en experiencias médicas razonables", asegura el profesor James Walker, del Colegio Real de Obstetras. "Los pies pequeños son una señal de que la mujer tiene un esqueleto de huesos chicos y posibilidades de tener una pelvis pequeña. De todos modos, las mujeres menudas tienden a engendrar bebés pequeños, a los que pueden tener con mayor facilidad", explica Walker. Es por ello que este mito encerraría alguna verdad. Las mujeres altas y delgadas con caderas estrechas "tienden a tener pelvis en forma de embudo (al igual que los hombres), en lugar de una en forma de tubo. "Esto aumenta las perspectivas de que el bebé esté ubicado al revés al momento del alumbramiento (lo que puede demorar el trabajo de parto) y además puede aumentar las posibilidades de dificultades durante el nacimiento ya que el bebé puede atascarse un poco hacia el fi nal".

El largo de los dedos:

Cuando cuente los dedos de los pies y manos de su bebé, haga una pausa para medir su dedo anular. Científicos de la Universidad de Liverpool creen haber establecido una relación entre las chances de sufrir un infarto a una edad joven y el largo del dedo anular de un hombre. Los genes que influyen en la hormona masculina testosterona y en la femenina estrógeno controlan también el crecimiento de los dedos de un bebé. Los investigadores descubrieron que los varones con dedos anulares más cortos tienden a correr mayor riesgo de infarto a una edad temprana porque tendrían niveles más bajos de testosterona, que cumple una función de protección frente a los infartos. En la mayoría de los hombres, el dedo anular es cerca de un 2% más largo que el índice. La Fundación Británica del Corazón advierte que son muchos los factores del estilo de vida que influyen en los males coronarios y por ende, el largo de un dedo no debiera obsesionarnos.

Arruga en la oreja:

Estudios demostraron que una arruga diagonal en el lóbulo de la oreja puede ser señal de que uno tiene más posibilidades de contraer un mal cardíaco. "Sospechamos que ésta es una señal de enfermedad coronaria porque el lóbulo de la oreja contiene muchos vasos sanguíneos pequeños", explica Rajendara Sharma, director médico de la Clínica de Diagnósticos de Londres. "Estos vasos se coagulan si no reciben los nutrientes adecuados y así es como se forma la arruga. Cuando detecto este tipo de arrugas en un joven le sugiero hacer una consulta con un cardiólogo".

Mujeres delgadas:

Las mujeres extremadamente delgadas tienen mayor riesgo de contraer osteoporosis (huesos frágiles o partidos). Las mujeres posmenopáusicas por debajo de su peso tienen mayores chances de contraer osteoporosis, ya que tal como explica la médica Ann Robinson "después de la menopausia los ovarios ya no producen estrógeno, que nos protege de la osteoporosis. La grasa es prácticamente la única fuente de estrógeno para las mujeres posmenopaúsicas". De modo tal de que si uno no tiene grasa es más vulnerable a la osteoporosis.

Exceso de vello:

La mujeres que tienen mucho vello en su rostro o cuerpo padecerían del síndrome de los ovarios poliquísticos (PCOS en inglés), un trastorno hormonal que sufre 1 de cada 10 mujeres. Estas mujeres tienen altos niveles de hormonas sexuales, además de períodos irregulares o falta de ellos y muchos quistes en los ovarios. De todos modos, el Dr. Sharma advirtió que "no todas las mujeres con mucho vello tienen ovarios poliquísticos".

Luces y sombras
Eliana Galarza
egalarza@clarin.com

Según los libros de historia de la medicina, ante una molestia abdominal o muscular, el hombre primitivo se friccionaba para calmar el dolor y, ante una hemorragia, hacía una compresión. Instintivamente, ya intentaba elaborar alguna regla que le permitiera curarse o, al menos, entender qué le pasaba. Más tarde relacionó la enfermedad con fuerzas poderosas o sobrenaturales, a las que reverenció durante años. Las dolencias eran provocadas, en muchos casos, por espíritus malignos. En el Antiguo Egipto consideraban a la salud como el estado natural del ser humano. Así, clasificaban a las enfermedades en dos grupos: aquellas cuyos síntomas eran evidentes, como las heridas, y las que tenían causas invisibles. Las épocas luminosas lo ayudaron a abrazar la ciencia. Hoy tiene a la salud como uno de sus bienes más preciados. Y todo gracias a la observación.


Ciertas creencias populares están lejos de la verdad

Los investigadores médicos siempre buscan síntomas o alertas que en el cuerpo humano pueden advertir sobre enfermedades futuras. Mientras, también han tratado de explicar o desterrar ciertas creencias que circulan en la "medicina popular":

· La saliva es un buen desinfectante. En realidad la saliva tiene una sustancia que es casi incapaz de destruir gérmenes. Lo más probable es que la aplicación de saliva a las heridas favorezca el transporte de gérmenes más agresivos que aumenten el riesgo de infección.

· La inyección es el tratamiento más rápido. Probablemente, el mito surgió a partir de que la gente piensa que "cuando más duele, más fuerte es la medicación que se aplica". En realidad, cada medicación tiene su vía específica de administración en el organismo.

· Para la gripe y los resfríos, lo mejor que hay es el antibiótico. Solamente favorece al gasto farmacéutico. Tanto la gripe como el resfrío común están producidos por virus, sobre los cuales los antibióticos no tienen utilidad alguna.

· Cortar el pelo hace que salga con más fuerza. Quizá este mito se relacione con la idea de que la poda de las plantas permitiría controlar su desarrollo. En cambio, el cortar el pelo no afecta para nada a su crecimiento y desarrollo, pero sí a una mejor higiene o aspecto del cabello.

· La lactancia es un buen anticonceptivo. Tiene cierta base real pues durante la lactancia la hipófisis produce una hormona denominada prolactina, que deprime la función ovárica. Por lo que es habitual la ausencia de la menstruación mientras la mujer le da el pecho al bebé. Pero como la ovulación depende de muy diversos estímulos (hormonales, psicológicos, entre otros), es muy difícil saber cuándo va aproducirse en realidad.

· Tomar frío puede producir una infección urinaria. El frío puede aumentar la frecuencia de las micciones por estimulación del sistema nervioso simpático, pero de aquí a desarrollar una infección... hay un gran paso.

· La lepra es muy contagiosa. Es una de las infecciones bacterianas más deformantes que se conocen. Pero para contraer lepra es necesario un contacto directo y prolongado con el enfermo, y unas condiciones de hacinamiento, malnutrición y falta de higiene extremas (por eso esta enfermedad sólo persiste de forma incontrolada en países subdesarrollados del Tercer Mundo).

· El desodorante inhibitorio del sudor causa cáncer de mama. Según la Sociedad Americana del Cáncer, la mayoría de las toxinas causantes del cáncer son procesadas a través de los riñones y el hígado, no a través de las glándulas sudoríparas o nódulos linfáticos.

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