16/5/17

¿Somos pacíficos por naturaleza? [16-5-17]

 
¿Somos pacíficos por naturaleza?

Es una opinión muy extendida la de que la historia de la humanidad no ha sido nada más que una larga sucesión de guerras y masacres. En los manuales escolares las batallas sangrientas y las luchas por el poder tienen un desmesurado protagonismo.

Incluso algunas series didácticas de dibujos animados, como la saga del guionista francés Albert Barillé Érase una vez… el hombre, enseñan a los niños que a lo largo de los milenios ha habido una pugna constante entre dos categorías muy bien definidas de personas: los buenos y los malos, y que estos últimos han predominado. Esta visión tan pesimista del pasado ha ido calando entre los historiadores debido al peso que han tenido en el mundo intelectual corrientes de pensamiento como el marxismo y el darwinismo social.

La doctrina filosófica marxista propone que la historia ha estado dominada desde sus inicios por un sempiterno enfrentamiento entre opresores y oprimidos, la llamada lucha de clases.

Por su parte, el darwinismo social ha planteado que la existencia de todos los seres vivos se reduce a una perenne lucha por la supervivencia entre fuertes y débiles, con los primeros destinados a dominar el mundo y los segundos condenados a desaparecer de la faz de la Tierra. A esta visión maniquea de las cosas han contribuido notablemente la mayoría de las religiones, cuyos difusores han defendido que el universo es el resultado de una constante y doble lucha –una terrenal y otra sobrenatural– entre el bien y el mal.

Sin embargo, en las últimas décadas cada vez más especialistas han empezado a cuestionar seriamente estos viejos prejuicios y han contribuido así al nacimiento de una innovadora tendencia historiográfica: la historia de la paz. Los cronistas de la paz no niegan que a lo largo de los siglos haya existido violencia, ni dejan de reconocer que el ser humano es conflictivo por naturaleza.

No obstante, para los investigadores de esta corriente, solo una mínima parte de los conflictos que surgen entre las personas desemboca en hechos violentos. La mayoría de las divergencias, dicen, se solucionan mediante algún tipo de compromiso o negociación. Para ellos, la actividad fundamental del ser humano no es la guerra, sino la mediación.

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