21/7/09

La seguridad de la vacuna contra la gripe porcina se enfrentará a un escrutinio intenso

Los expertos están seguros de que EE. UU. no repetirá los errores del episodio de 1976

Por Amanda Gardner
Reportero de Healthday

MARTES, 21 de julio (HealthDay News/Dr. Tango) -- Una decisión en 1976 de alto nivel del gobierno estadounidense de vacunar a 43 millones de personas contra la gripe porcina tuvo consecuencias muy negativas.

El temido brote nunca se materializó (la enfermedad nunca se propagó más allá de los 240 soldados apostados en el Fuerte Dix de Nueva Jersey), aunque unos 500 estadounidenses que se hicieron vacunar adquirieron una afección neurodegenerativa poco común conocida como síndrome de Guillain-Barre, que según muchos expertos estaba relacionada con la vacuna. De los 500, murieron 25.

Ahora, los funcionarios sanitarios estadounidenses están considerando una campaña de vacunación para el otoño en la que podría haber una cifra sin precedentes de 600 millones de dosis de la vacuna para la vacuna circulante de gripe porcina H1N1.

¿Cómo saben los expertos sanitarios que en 2009 no habrá otro fiasco como el de 1976. ¿Existe alguna garantía de que la vacuna será segura?

Las respuestas sencillas a esas preguntas, según los expertos son "no sabemos" y "no".

"No habrá manera de estar seguros hasta los ensayos de este verano", señaló el Dr. Harvey Fineberg, presidente del Instituto de Medicina y autor de The Epidemic That Never Was, una revisión del brote de 1976.

"Y si nos referimos a efectos secundarios relativamente poco comunes respecto a la seguridad, por probabilidad, no se verán hasta que más gente reciba la vacuna. Esto se refiere a la necesidad de vigilancia continuada. Pero, en cuanto a la eficacia y sus reacciones inmediatas, tendremos buena información sobre eso con la ronda de ensayos planeados para este verano", agregó.

Otro experto estuvo de acuerdo.

"No sabremos si la vacuna es segura hasta que se administre a una gran cantidad de personas", señaló el Dr. Scott R. Lilibridge, profesor de la facultad de salud pública rural del Centro de ciencias de la salud Texas A&M de Houston y director ejecutivo del Centro nacional de preparación y respuesta a las emergencias médicas. "Cada vacuna tiene sus pros y sus contras, y su perfil de seguridad".

Según los expertos, una respuesta más compleja es que el sistema sanitario ha avanzado mucho desde 1976 y deberían poder prevenir o por lo menos detectar e interrumpir estos problemas.

La situación actual ya es muy diferente de lo que vimos hace tres décadas. Por ejemplo, está la capacidad de los funcionarios sanitarios de monitorizar la propagación de una enfermedad y de detectar eventos adversos.

"El Departamento de servicios de salud y humanos tiene varias cosas implementadas que se usarán para detectar las señales preliminares si hay algún tipo de problema y monitorizar la seguridad de las vacunas a medida que se aplican", señaló el Dr. John Treanor, profesor de medicina y de microbiología e inmunología del Centro médico de la Universidad de Rochester en Nueva York.

Los expertos también señalaron una detección más sofisticada, sistemas de conectividad y vigilancia en todo el mundo que pueden monitorizar cambios cada hora.

Eso debería significar que los gobiernos ahora tienen mejor capacidad que en 1976 para hacer ajustes rápidamente a medida que surge información nueva.

"El mayor error normativo de 1976 fue reunir todo en una sola decisión sobre qué hacer o no hacer desde el principio del año", aseguró Fineberg. "Este problema ya se ha evitado. Los legisladores y dirigentes lo están haciendo paso a paso y están manteniendo a todos informados. Han evitado ese error".

También agregó lo siguiente: "El segundo problema [en 1976] fue más estratégico. No pensaron nunca en los momentos en los que podrían reconsiderar. Me parece que eso es algo que el equipo actual ha evitado dejando claro que están pensando en todo lo que está involucrado y tratando de identificar exactamente lo que implica tomar esas decisiones. Es un proceso continuo".

En lugar de usar 1976 como ejemplo de fallas en una estrategia sanitaria, un experto sugirió contemplar la respuesta de 2003 al SRAS como historia de éxito sanitario. El brote, que surgió en Asia, se detectó y se contuvo en relativo corto tiempo, aunque hubo algunas muertes.

El patrón actual de gripe porcina ya es considerablemente diferente que el de 1976 y los expertos están basando sus decisiones en factores completamente diferentes.

"Aunque el nombre es el mismo, la situación a la que nos enfrentamos actualmente es completamente distinta a la que enfrentaron en 1976", señaló Marc Lipsitch, profesor de epidemiología de la facultad de medicina de la Universidad de Harvard en Boston. "El programa de vacunación de 1976 vino después de un brote en el que no hubo más contagio más allá [del fuerte Dix] que se basó en gran medida en el temor a un brote mayor que a su existencia en realidad".

La gripe porcina H1N1 que surgió inicialmente en los EE. UU. a mediados de abril ya ha infectado a alrededor de un millón de estadounidenses, cobrado las vidas de unos 200 y ha traspasados las fronteras nacionales.

En todo el mundo, la Organización Mundial de la Salud informa sobre cerca de 100,000 casos de gripe porcina en más de cien países que han causado 429 muertes. En junio, la organización declaró una pandemia, suscitada por el contagio rápido del virus por América del Norte, América del Sur, Europa, Australia y otras regiones.

"En 1976, terminamos haciendo vacunar a mucha gente y luego tuvimos apenas un grupo pequeño que enfermó", señaló Lillibridge. "Si no hay una enfermedad matando o afectando la gente, los efectos secundarios de la vacuna se convierten en el centro de la atención".

Lipsitch agregó lo siguiente: "Si hubiera habido una epidemia de gripe de consideración con decenas de miles de muertos en 1976, no creo que hubiera sido motivo de preocupación significativa que la vacuna causara efectos secundarios".

Todas las decisiones de vacunaciones se toman con mucha incertidumbre, advirtió Lipsitch, y la situación actual no es una excepción.

Pero hay diferencias importantes.

"No solo sabemos más ahora, sabemos que el virus es contagioso, que se puede contagiar en todo el mundo y que mata gente", señaló Lipsitch. "El beneficio posible de una vacuna se encuentra en salvar muchas vidas. No sabemos cuántas, pero ciertamente más de las que se han perdido hasta ahora, que son varios cientos. El análisis de riesgos y beneficios es muy distinto al de 1976".

http://healthfinder.gov/

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