14/2/15

Pancreatitis 14-02-2015


Pancreatitis

Causas y tipos

El páncreas es una glándula con forma alargada que se encuentra detrás del estómago y participa en el proceso de digestión y absorción de los alimentos. Su función consiste en fabricar y segregar enzimas al intestino, así como las hormonas insulina y glucagón, para controlar los niveles de glucosa en la sangre. Cuando el páncreas se inflama, se dice que la persona padece pancreatitis, que puede ser aguda o crónica según se produzca de manera pasajera o permanente.

La pancreatitis aguda se caracteriza por su aparición repentina y un dolor fuerte en el estómago que se intensifica con el movimiento, se calma al sentarse o inclinarse hacia delante, y, en un 80% de los casos, se debe a alcoholismo o enfermedades de las vías biliares, mientras que el resto de las veces responde a fármacos, infecciones o piedras en la vesícula. Por otro lado, también es posible encontrar el origen de la pancreatitis en la presencia de gran cantidad de masa en la sangre o como consecuencia de un golpe en el estómago o una úlcera estomacal.

Por su parte, la pancreatitis crónica se asocia con dolor persistente, incluso después de haber aplicado el tratamiento, y tiene como principal causa el alcoholismo. En este caso, las enzimas del páncreas se activan de forma masiva y provocan la muerte del tejido pancreático, lo que puede producir también una hemorragia alrededor de este tejido muerto y la alteración en la absorción de alimentos (malabsorción). Lo habitual es que este tipo de patología responda a ataques repetidos de pancreatitis aguda, ya que al páncreas no le da tiempo a recuperarse entre un ataque y otro.

Cuando la pancreatitis se presenta en un cuadro grave y no se aplica el tratamiento adecuado, el paciente puede llegar a perder la vida en unos días debido a una bajada de tensión persistente con daños en el riñón o corazón, insuficiencia renal o insuficiencia respiratoria.


Síntomas

El dolor es siempre el principal síntoma de ambos tipos de pancreatitis. De carácter agudo y similar al provocado por una peritonitis, a menudo tiene un comienzo repentino que se origina después de haber comido mucho o bebido demasiado alcohol y que se mantiene casi invariable durante dos o tres días para disminuir luego progresivamente. Sentarse e inclinarse hacia adelante puede aliviar este dolor abdominal. “El dolor de vientre es la manifestación que antes aparece y la más frecuente, por lo que es normal que los pacientes con pancreatitis crónica tengan episodios de dolor intenso, localizado en la parte alta del vientre, a veces localizado también en la espalda, que suele aumentar tras las comidas”, explica un portavoz de la Asociación Española de Gastroenterología (AEG).
A este dolor le sigue la denominada ‘malabsorción’, que puede dar lugar a diarrea y pérdida de peso al no absorberse de manera adecuada los alimentos en el intestino y tener deposiciones frecuentes. Además, es muy habitual que el enfermo tenga náuseas, vómitos, fiebre alta y en los casos más graves puede darse un aumento del nivel de glucosa e ictericia, que tinta de color amarillo la piel debido a la retención de bilirrubina en la sangre. También son posibles otra serie de síntomas como pulso rápido, malestar general o ascitis (acumulación de líquido en la cavidad abdominal), experimentados por cada individuo de una manera diferente y que, a la hora de ser tratados, reciben también un tratamiento específico diferenciado.


Tratamiento

Según se trate de pancreatitis aguda o crónica el tratamiento que corresponderá a cada paciente será uno u otro, siempre decidido por un facultativo. En este sentido, el doctor Carlos Ballesta, del Servicio de Cirugía del Centro Médico Teknon recomienda que en el caso de pancreatitis aguda leve se extirpe la vesícula (colecistectomía) cuando la causa sea la aparición de piedras, mientras que al tratarse de una pancreatitis aguda grave aconseja que se retrase la extirpación hasta estudiar bien el caso y analizar las causas.

Otras medidas a poner en práctica son el tratamiento con analgésicos del dolor y la restricción de los alimentos por la boca, que se administrarán por vena hasta que el médico determine las comidas que pueden ser ingeridas por el paciente. Así, es muy normal que el paciente pierda varios kilogramos durante la enfermedad y que, una vez que vuelva a comer, los alimentos sean fraccionados a lo largo del día en un mínimo de cinco comidas.

Si el paciente padece también diabetes, debe controlarse el nivel de glucosa en la sangre mediante una dieta adecuada, medicación o inyección de insulina, según el tratamiento que siga rutinariamente.

Cuando se diagnostique una pancreatitis crónica, señala Ballesta, “el tratamiento adecuado es el de sus síntomas, pero lo primordial es abandonar completamente la bebida”. Tampoco es conveniente consumir en exceso los alimentos ricos en grasas, que pueden provocar molestias en el estómago y diarrea, aunque no se deben evitar sino controlar su absorción a través de medicamentos que contienen las enzimas que produce el páncreas. En concreto, la Asociación Española de Gastroenterología recomienda que este tipo de medicinas se administren durante la comida, “no antes ni después”, y que las cápsulas se tomen enteras para no perder su eficacia. No obstante, no se deben ingerir salvo recomendación médica puesto que en ocasiones pueden provocar dolor e hinchazón del vientre, irritación de la piel que rodea el ano, aumento de los niveles de ácido úrico y reacción alérgica.

El pasado año el Servicio de Cirugía del Hospital Reina Sofía de Córdoba recibió el Premio Nacional de Investigación en Cirugía por un trabajo en el que se defendía la aplicación de un antioxidante denominado melatonina, para el tratamiento de enfermedades graves del páncreas. Un estudio experimental y pionero a nivel mundial en el que gracias al citado antioxidante los cirujanos cordobeses lograron controlar las lesiones provocadas en la glándula pancreática durante el transcurso de una pancreatitis aguda.

Sin embargo, según explica el doctor Javier Briceño, codirector de la investigación, el experimento tan sólo se ha aplicado hasta el momento en un grupo de animales, ya que “los trámites burocráticos obligan a seguir un protocolo de actuación y cumplir varias fases, lo que supone un periodo más largo del deseado”.

Cáncer de páncreas

Alrededor del 75% de los casos de pancreatitis se resuelven sin mayor complicación en poco más de una semana, casi un 10% se encuentra en riesgo de mortalidad y otro 5% requiere el ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) para el tratamiento de la enfermedad.

Sólo en los casos más graves es cuando se produce la aparición de un tumor maligno en el páncreas, lo que da lugar al cáncer de páncreas, el quinto más frecuente como causa de muerte y que afecta en especial a los hombres, fumadores, enfermos de pancreatitis crónica y personas expuestas al petróleo o derivados del petróleo.

Sus síntomas son también un fuerte dolor localizado en la parte superior del abdomen, en forma de cinturón y extendido hacia la espalda, y la pérdida de peso como consecuencia de la falta de apetito, la diarrea o la expulsión de grasas en las heces. También es muy frecuente la ictericia, la presencia de orina oscura y la diabetes mellitas de reciente aparición y no se descartan en algunos pacientes cuadros de depresión.

En cuanto a su localización, el tumor puede encontrarse en la cabeza del páncreas (70% de los casos) o en el cuerpo (20%), donde los síntomas aparecen cuando el tumor está ya más desarrollado, con posible afección de los ganglios linfáticos. Para diagnosticar este tipo de cáncer son necesarios diversos análisis sanguíneos y la realización de una ecografía abdominal, una tomografía axial computerizada por escáner y una resonancia nuclear magnética. Posteriormente, si se confirma el caso de cáncer, el tratamiento que ofrece las mayores garantías de cura es la cirugía, con la consiguiente extirpación del tumor. Son curables aquellos tumores cuya extensión está limitada al páncreas y alrededores, excepto las venas y arterias.

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